La casa muy linda, con lo necesario, pero algo sucia y con las toallas y ropa de cama muy viejitas; camas cómodas, eso sí. La piscina se llena con agua de la montaña y está congelada, a mí me gusta, pero es algo a tener en cuenta, por ejemplo mi familia no se bañó por eso. La distribución de las habitaciones de arriba algo rara, pero a nosotros no nos afectó. La casa es fresquita en verano, da gusto estar, y por la noche hasta tapados. El agua de la casa no es potable, por lo que hay que comprar. La señora que nos atendió muy amable.