He viajado por toda España, he visitado decenas de casas rurales, pero el encanto de esta casa rural ha superado mis expectativas. Me lo recomendó un amigo y ha sido un verdadero acierto, y eso que no pudimos disfrutar de la piscina. Pasar las mañanas haciendo rutas a pié y en bici, en un paraje tan espectacular como Monfragüe y el Jerte ya es una gozada, pero si encima el dueño de la casa te descubre los mejores rincones de aquellas zonas, incluidos restaurantes donde sales con una sonrisa de oreja a oreja no tiene precio. Pero si además al llegar al complejo, disfrutas de la calma de su encantador jardín, y de una barbacoa con productos de la zona en el patio interior, con esa centenaria higuera, mientras que Juan Miguel ( el dueño), te acompaña contándote historias y curiosidades de la casa y del pueblo, pues no tiene precio. De verdad que ha sido impresionante el fin de semana, espero poder volver pronto, ya que me han quedado todavía muchos parajes por conocer.